lunes, 27 de abril de 2015

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Cuadernos de viaje. Callejar por Salamanca

Salamanca es una de esas ciudades por las que siempre paso, paro a comer pero nada más y estaba por tanto, en mi lista de pendientes desde hace tiempo aunque he de reconocer que nunca ha sido de las que levantaba expectación en mí.

Comenzamos el día callejeando por las calles del centro histórico, Salamanca es una ciudad pequeña digamos pero con mucho movimiento tanto de turistas como estudiantes y locales, no hay que olvidar que alberga la universidad más antigua de España, creada en 1218 por Alfonso IX de León pero que fue con Alfonso X el Sabio con quién consiguió la cédula real que la convertía en una verdadera Universidad, siendo por tanto una de las más antiguas de Europa también.

Nos daremos cuenta de que todas las calles terminan confluyendo en la conocida Plaza Mayor, punto de reunión para universitarios y jóvenes, de ella podremos llegar a la Clerecía y la Casa de las Conchas, (gratis ya que ahora es una biblioteca), con toda su fachada repleta de conchas, lo que la hace muy característica. Desde este lugar nos dirigimos muy cerca y encontramos la fachada de la Universidad. Para acceder a la Clerecía es necesario pagar (3€) pero esta entrada no incluye la Scala Coeli (alrededor de otros 3 o 4€), otro lugar que se puede visitar y subir a su torre para obtener una paronámica de todo el centro de la ciudad. El coste no es elevado en ningún caso y puede merecer la pena ¡pero a subir escalones!

Más adelante nos encontraremos con la Catedral Nueva y la Vieja, donde casi todo el mundo se amontona por ver el Astronauta en la fachada de la Nueva, un elemento introducido en una de las restauraciones posteriores. Justo enfrente está el Palacio de Anaya, actual Facultad de Filología y Traducción que no desentona para nada con el lugar. 

A continuación nos dirigimos a el Huerto de Calisto y Melibea, que está muy cerca aunque un pelín escondido. Se trata de un pequeño jardín desde el que se puede ver la Muralla, el río y las Catedrales, sin tener mucho más. Personalmente me esperaba más de este jardín del que tanto había oído hablar pero apenas tiene nada destacable y sus vistas tampoco son muy allá.
Me gustaría destacar la arquitectura de la Casa Lis, de estilo art noveau donde lo más destacable a mi parecer es la vidriera de su interior y exterior, pues la colección del interior para algunos puede llegar a dar repelús incluso (además cuenta con un precio de 4€) pero a la que no se puede hacer fotos el interior. Justo casi enfrente podemos ver el Puente Romano, el cual puedes cruzar y obtener una bonita vista del conjunto catedralicio y la misma Casa Lis. Por último, un poco más lejos pero sin pérdida encontraremos la Iglesia de San Esteban o Dominicos (3€), que se caracteriza por un retablo de caracter churreresco.
 
Terminamos el día alojándonos en el Hostal San Marcos, en la plaza del mismo nombre y muy cerca de estas calles del centro por donde moverte. Para temas de gastronomía hay múltiples opciones que van desde los locales tradicionales de toda la vida, hasta comidas más rápidas (Papizza, Peggy Sue y similares) que pueden suponer un pequeño ahorro para el bolsillo si te da lo mismo comer/cenar algo así.

Así adentrándonos por sus calles nos encontraremos con muchos edificios de valor histórico, nos chocaremos con turistas y estudiantes y nos asombraremos de que en esta ciudad todo tiene un tono tierra dorado, lo que hace que nada desentone y guarde un monocromatismo que a estas alturas hay que valorar. una visita fácil de realizar en un día.

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